En 1952, Juan e Isabel fundaron “El Buen Gusto”, un sencillo bar en el que servían vinos, cerveza y platillos tradicionales. Allá por los años 70, su hijo Arturo y su nuera Maite complementaron el negocio con comidas para llevar. En los años posteriores en negocio adquiere una gran reputación, sobre todo por la calidad y artesanía de su cocina. Así convivieron los dos conceptos hasta que, en 2002, los nietos, Juanjo y Artur, transforman el sencillo bar en un restaurante gastronómico al que llaman Capritx.
Durante 15 años el pequeño restaurante cosecha un gran reconocimiento, destacando la Estrella Michelin conseguida en 2010 y que mantienen hasta 2017, año en que Artur traslada el concepto a Barcelona (AÜRT). El espacio del bar queda inactivo durante tres años, hasta que en julio de 2020 Artur decide recuperarlo como taberna para homenajear a su historia con fotos, recuerdos y tapas muy evocativas de su trayectoria.